miércoles, 27 de agosto de 2014

Una biotecnología del INTA quintuplica la producción de suero antiofídico

Esta tecnología permitirá fabricar 150 mil dosis de suero antiofídico a partir de anticuerpos en yemas de huevo. Esta cifra quintuplica la producción actual con una técnica inocua e innovadora a escala mundial.


A partir de una técnica innovadora trabajada por investigadores del INTA desde hace una década, la Argentina podrá quintuplicar su producción de suero antiofídico. Se trata de un medicamento crítico, de escasa producción comercial, utilizado para tratar envenenamientos e intoxicaciones causadas por mordeduras de serpientes, escorpiones y arañas.
La metodología, basada en anticuerpos presentes en la yema del huevo, permitirá fabricar 150 mil dosis de antisueros y podría significar la implementación una alternativa biotecnológica innovadora en el mundo. 

“Con un nivel de vanguardia, el INTA sigue colaborando con el desarrollo de la biotecnología en el país”, sostuvo Anglesio. “En la medida en que se elaboren proyectos para el desarrollo de medicamentos, se logrará abaratar los productos, evitar las importaciones y, sobre todo, mejorar la calidad de vida de la gente”, agregó. 

El logro fue posible gracias al convenio firmado por el presidente del instituto, Francisco Anglesio, con la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica –del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva– y la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS). 

El acuerdo se celebró esta semana, en un acto del que participaron Isabel Mac Donald, directora del Fondo Argentino Sectorial; Ruth Ladenheim, secretaria de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; Jaime Lazovski, director de la ANLIS y el especialista del Instituto de Patobiología del INTA y responsable legal del proyecto, Pablo Chacana. 

Con una inversión por parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología que supera los 27 millones de pesos, el convenio estipula un plazo de tres años para que la ANLIS, junto con el Instituto de Patobiología del INTA, fabrique las primeras 150 mil dosis de antisueros. 

“Esta cifra ya quintuplica el nivel actual de la producción de dosis y tendría un mayor impacto aún si la fabricación fuera a escala industrial”, observó Mariano Fernández Miyakawa, integrante del Instituto de Patobiología que pertenece al Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas del INTA. 

Por otra parte, Anglesio señaló la importancia de generar conocimiento científico para transformar las problemáticas de la realidad y la articulación entre los distintos ministerios, como una estrategia fundamental para alcanzarlo. 

Una técnica innovadora 

Chacana explicó que la técnica apunta a inmunizar a las gallinas con venenos y toxinas para luego producir los antisueros a partir de la yema del huevo, sin perjuicio del animal. Históricamente, el procedimiento consistió en inmunizar a los caballos en pos de extraerles el suero mediante el sangrado del animal. 

“Hace un siglo que se utiliza la misma técnica, esto significa que si el proyecto resulta exitoso, supondrá un cambio histórico y la Argentina será uno de los primeros países en implementarlo”, afirmó Fernández Miyakawa, quien coincidió con Chacana en la necesidad de transferir tecnologías que sirvan para potenciar la salud pública. 

Por su parte, Ladenheim adhirió a la necesidad de trabajar por la calidad de la salud de la población y la definió como una de los principales ejes del plan nacional de ciencia Argentina Innovadora 2020. 

A su turno, Lazovski aseguró que el proyecto facilita la producción de un medicamento crítico, el cual no suele estar disponible debido a su escasa producción comercial. “Por esta razón, los Estados son quienes deben hacerse cargo de su fabricación”, precisó. 

Por último, Anglesio hizo un reconocimiento a los científicos que participaron del proyecto y concluyó: “Cuando tienen las herramientas, los investigadores pueden construir y no como cuando antiguamente se los mandaba a ‘lavar los platos’”.  

Fuente: INTA