lunes, 20 de octubre de 2014

IMPSA se fortalece en el sector nuclear gracias al reactor nuclear CAREM

Si bien viene realizando trabajos para el sector nuclear desde hace más de 35 años, la construcción del recipiente de presión del CAREM será el gran desafío para esta empresa argentina. Repasamos la historia y los principales proyectos desarrollados por esta firma que, desde sus inicios, exhibió una fuerte vocación por el desarrollo tecnológico.


Uno de los principales objetivos del Plan Nuclear Argentino es conferir el mayor grado de participación a la industria local en todos los proyectos del sector que están en marcha. Con este propósito, en diciembre pasado, el Ministerio de Planificación Federal adjudicó a la empresa Industrias Metalúrgicas Pescarmona (IMPSA) un contrato fundamental para el Proyecto CAREM: el desarrollo de la ingeniería, la provisión y el montaje del recipiente de presión que contendrá al primer reactor nuclear modular desarrollado íntegramente en la Argentina.

Si bien este es un hito tanto para la empresa como para el sector nuclear argentino, IMPSA lleva más de 35 años colaborando con esta industria. Conozcamos un poco más sobre su historia y sus principales trabajos, tanto en el país como en el mundo, donde ha desarrollado proyectos de energías renovables en 30 países.

Historia de una empresa centenaria

Los orígenes de IMPSA se remontan a 1907 cuando el abuelo del actual presidente de la empresa, Enrique Pescarmona, fundó los Talleres Metalúrgicos Enrique Epaminondas Pescarmona, en la Provincia de Mendoza. Allí se fabricaban repuestos de hierro fundido, equipos para la industria vitivinícola y compuertas para canales de irrigación.

Ya para la década del 20, la empresa se había consolidado como líder en la provisión de equipamiento para vitivinicultura. Con los años, siguió sus trabajos en manufactura de componentes de metalúrgica liviana.

En 1946, la familia Pescarmona fundó Construcciones Metálicas Pescarmona (CMP) para dedicarse al diseño y construcción de estructuras metálicas, compuertas de riego y otros equipos electromecánicos. Y casi 20 años más tarde, en 1965, se creó la actual empresa IMPSA, mediante la transferencia de los activos y pasivos de CMP. Desde entonces, la firma se expandió y diversificó ampliamente su producción y actividades vinculadas.

Tras consolidarse como el líder en generación hidroeléctrica en Argentina durante la década del 70, en los años 80 IMPSA adoptó el concepto de proveedor de soluciones totales. Para alcanzar este objetivo, implementó una política agresiva de Investigación y Desarrollo que permitió hacer realidad este nuevo enfoque. Ejemplo de eso es el laboratorio hidráulico que la compañía construyó en Mendoza, en el Centro de Investigación Tecnológica (CIT), uno de los más avanzados en el mundo. Paralelamente, las operaciones de la compañía se expandieron internacionalmente, llegando actualmente a una presencia en 30 países.

Durante los años 90, la compañía comenzó a desarrollar proyectos bajo modalidades BOT (Build, Operate & Transfer), BROT (Build, Rehab, Operate & Maintenance) y BOM (Build, Operate & Maintenance). Con este logro, la compañía se convirtió en el principal desarrollador de proyectos “hydro” en el mundo y un proveedor de soluciones totales.

Gracias a este abanico de actividades —que incluyen desde la ingeniería, aprovisionamiento y construcción hasta la operación y mantenimiento— IMPSA desarrolló un profundo know how no sólo sobre aspectos tecnológicos sino también financieros y de gerenciamiento.

La primera década de este siglo se caracterizó por el desarrollo de proyectos de generación sustentable de energía eléctrica, algunos de los cuales ya se han puesto en marcha. Entre ellos se destaca el proyecto Tocoma donde IMPSA se encarga del diseño, fabricación, transporte y montaje del equipamiento electromecánico para la central hidroeléctrica Tocoma; sobre el río Caroní, en Venezuela. Proveerá 10 unidades generadoras Kaplan de 235 MW, que son las de mayor potencia y eficiencia del mundo.

En cuanto a energía eólica, en mayo del 2008 IMPSA firmó un contrato con la Provincia de La Rioja para proveer un aerogenerador del tipo IWP-83 de 2,1 MW clase II, para el proyecto Arauco I. Al final de este mismo año, se firmó un nuevo contrato para el suministro de 11 nuevos equipos de iguales características. Además, IMPSA tiene a cargo la operación y mantenimiento del complejo.

A nivel internacional, IMPSA se encuentra desarrollando cinco parques eólicos en Brasil, equipados con unidades de 1500 KW, totalizando más de 300 MW de capacidad instalada. Además, en septiembre de 2008 inauguró su fábrica de aerogeneradores en el puerto de Suape, en el estado de Pernambuco, Brasil. La nueva planta tiene capacidad para fabricar 300 equipos por año, para abastecer el mercado local, regional y global.

Su participación en el sector nuclear

El doctor Ismael Jadur, Gerente de Marketing y Relaciones Institucionales de la empresa, recordó: “Comenzamos en 1976 fabricando diversos equipamientos para la Central Nuclear de Embalse. También, participamos en proyectos para Atucha II, proveyendo los componentes pesados de esa central, y en el laboratorio Tandar de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), a través de la fabricación y ensamble de componentes del acelerador”.

Sobre su participación en Atucha II —recientemente bautizada Doctor Néstor Kirchner—, Jadur recordó las complejidades que surgieron en el suministro de las turbinas hidráulicas: “El contrato de este suministro fue firmado el 15 de noviembre de 1993 y, por motivos ajenos a IMPSA, el montaje y la puesta en operación de esta unidad se completó casi 20 años después de la suscripción del respectivo contrato. La complejidad que se presentó fue la de hacer una revisión minuciosa de un equipamiento que estuvo muchos años sin ser montado ni ensayado como estaba previsto inicialmente”.

Este componente es una turbina Francis que posee una potencia de 10 MW y una velocidad de 150 rpm. “Se ubica en el canal de agua de enfriamiento del reactor que abastece a la turbina principal de la central. Su objetivo es generar energía aprovechando el circuito de enfriamiento del reactor. Como el reactor es tan grande y para enfriarlo se requiere un caudal significativo de agua, se aprovecha ese mismo caudal para generar energía”, explicó el doctor Jadur.

Además, agregó: “Por pedido del cliente, Nucleoeléctrica Argentina, IMPSA asumió la supervisión de montaje y puesta en marcha, no sólo de la turbina y regulador de velocidad suministrados por la firma, sino también del generador y equipo de excitación que fueron suministrados por una empresa de origen alemán”.

Por otro lado, IMPSA también ha realizado trabajos conjuntamente con CONUAR y FAE: la fabricación de los generadores de vapor para la Central Nuclear Embalse, que incluyeron tubos de inconel fabricados por FAE.

La empresa también ha tenido participación —aunque escasa— en el sector nuclear internacional: “Hemos construido el reactor experimental que INVAP le vendió a Perú”, destaca Jadur.

CAREM: el gran desafío

“Para nosotros participar en el proyecto CAREM, a través de la ingeniería, la provisión y el montaje del recipiente de presión, tiene un alto valor agregado, ya que significa incrementar nuestra experiencia en el desarrollo nuclear a partir de este proyecto, que es el primero de este tipo en construcción”, afirmó el doctor Jadur. “Implica, además, sumar experiencia en la fabricación de componentes nucleares y dar continuidad al negocio en ese ámbito preparándonos para futuros desafíos en el rubro”, amplió el Gerente de Marketing y Relaciones Institucionales de la empresa.

Según el especialista, “el proyecto en sí es de gran complejidad. Por ello, hemos formado a un grupo de profesionales especialmente entrenados bajo la Norma Asme III para el desarrollo de esta ingeniería. Somos una de las pocas empresas de Latinoamérica Certificadas por ASME para el diseño, la ingeniería y fabricación de componentes nucleares”, afirmó.

El material que se utilizará para fabricar el recipiente de presión del CAREM es acero al carbono forjado, y tiene un revestimiento interno de acero inoxidable (llamado claidding) que se coloca con un sistema de soldadura especial. Este componente tendrá once metros de altura y será capaz de soportar una presión de 122 atmósferas.

“Actualmente, estamos en la fase de desarrollo de toda la ingeniería de detalle del recipiente de presión”, comentó Jadur. En principio, el plazo del contrato es de 32 meses sin montaje, por un monto de 76,5 millones de dólares.

Para finalizar, el doctor Jadur analizó las posibilidades de la empresa en el marco de la reactivación del sector nuclear y su participación en el Proyecto CAREM: “Esperamos poder tener la oportunidad de obtener nuevos contratos en el sector. De hecho, la Sala Limpia, que se encuentra funcionando en el Centro de Producción de Mendoza desde octubre pasado, se desarrolló con el propósito de que IMPSA se posicionara en el negocio de la construcción de equipamiento nuclear. Se trata de una instalación con los más altos estándares internacionales, que ha sido desarrollada para uso exclusivo de proyectos nucleares, pero podrá ser utilizada para cualquier otro proyecto, si así se requiere”.

Una empresa diversificada

Actualmente, la empresa cuenta con cinco centros de producción: dos en Mendoza, dos en Suape (Brasil) y uno en Lumut (Malasia). Sus actividades se dividen en cinco unidades de negocio:

Hydro: está dedicada a producir soluciones integrales para la conversión de la energía del agua en electricidad.

Wind: desde los años 80, la empresa incursiona en investigación y desarrollo en materia de energía eólica.

Process: desarrolla la concepción, el diseño, la fabricación y la instalación de plantas llave en mano y de equipos para la industria de procesos.

Energy: se dedica a desarrollar proyectos integrales, incluyendo la elaboración de la Ingeniería Financiera, que es uno de los pasos claves para su concreción.

Services & Smart Grids: se ocupa del diseño y optimización de sistemas eléctricos para el abastecimiento seguro de energía eléctrica, preservando el medio ambiente.

Fuente: u238