miércoles, 11 de febrero de 2015

Se completó la instalación de la Plataforma Argentina de Biología Estructural y Metabolómica

La nueva infraestructura permite al sector científico-productivo argentino la contratación de servicios de alta complejidad y el acceso a tecnología de frontera en áreas analíticas de Resonancia Magnética Nuclear y Cristalografía por rayos X.

Arquitectura del sitio activo de una enzima por cristalografía de rayos X.

El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, a través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, financió la instalación de la Plataforma Argentina de Biología Estructural y Metabolómica (PLABEM), una unidad tecnológica capaz de brindar, al sistema científico y, principalmente, al sector productivo, servicios calificados y acceso a equipamiento de última generación para el desarrollo de investigaciones de alta complejidad en los campos de la biomedicina, la industria biotecnológica, el diseño de productos biofarmacéuticos y el análisis metabólico.

El proyecto recibió un subsidio de $11.197.268 en el marco de la línea de Proyectos de Plataformas Tecnológicas 2011 (PPL 2011) del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT) de la Agencia. La plataforma es administrada a través de dos nodos, ubicados en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y en la Fundación Instituto Leloir (FIL). Estas instituciones beneficiarias aportaron $5.858.707 como contraparte, por lo que la inversión total en la plataforma asciende a $17.055.975. 

Se destinaron $9.581.190 para la adquisición e instalación de nuevo equipamiento que incluye un difractómetro de Rayos X de microfoco, un espectrómetro de Resonancia Magnética Nuclear (RMN) de 700 MHz –el de mayor campo en el país– y equipos de menor tamaño como un microscopio para cristalografía y un robot para cristalografía de proteínas. Estos equipos ya se encuentran operativos para que tanto las empresas biotecnológicas como las instituciones científicas puedan hacer uso de los servicios  tecnológicos especializados en cada una de las áreas. 

El financiamiento contempla a su vez la formación e incorporación de recursos humanos especializados, dedicados a la prestación de servicios dentro de la plataforma, y la implementación de un sistema de gestión de calidad y trazabilidad de muestras pionero en el área. 

El Dr. Alejandro Vila, director de la PLABEM y del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), expresó que, hasta el momento, “uno de los mayores logros de la plataforma fue haber alcanzado la resolución de las dos primeras estructuras tridimensionales de proteínas por difracción de rayos X”, y agregó que “este proceso fue llevado a cabo de manera integral en nuestro país, desde el cultivo bacteriano hasta la obtención del modelo final”. 

Como objetivos a mediano y largo plazo, la PLABEM buscará consolidar un sistema organizado de prestación de servicios en biología estructural; conformar una masa crítica de especialistas integrada al resto de los países de la región para coordinar una estrategia de posicionamiento internacional; desarrollar enfoques que permitan conectar el sector académico con el de innovación productiva; e instruir recursos humanos que sean capaces de explotar el veloz desarrollo de nuevos métodos en el área.  

A nivel de competitividad regional, los servicios en técnicas de biología estructural que presta la PLABEM son únicos en su tipo y no se encuentran disponibles en otras instalaciones. Esto representa una posibilidad única para que empresas locales, en particular pymes y startups biotecnológicas, puedan acceder a estas tecnologías analíticas y así incrementar su capacidad de innovación.  

Sobre la cristalografía

Es una rama de la ciencia que tiene como principal objetivo estudiar los cristales, que son arreglos ordenados de átomos, iones o moléculas. El Dr. Vila explicó que “en nuestro caso particular analizamos cristales de proteínas, determinando la estructura molecular de las mismas en tres dimensiones, y al no existir aún un microscopio que pueda alcanzar el detalle atómico, nuestra herramienta para `ver´ las moléculas de proteína y sus átomos son los rayos X”. El director de la PLABEM aclaró además que la principal aplicación de la cristalografía se centra en el descubrimiento, diseño y mejoramiento de fármacos “estudiando cómo se unen a las proteínas de interés”. 

Sobre la biología estructural

Se trata de una disciplina de alto impacto en los campos de la biología, la medicina y la biotecnología. Sus principales objetivos apuntan a esclarecer con detalle atómico la estructura molecular de macromoléculas biológicas –especialmente proteínas y ácidos nucleicos– y cómo afectan su función en los organismos. Las macromoléculas llevan a cabo la mayor parte de las funciones de las células a partir de su estructuración en formas tridimensionales definidas. La biología estructural tiene un gran impacto en el diseño de nuevos fármacos y en la validación de nuevos medicamentos producidos por técnicas de ingeniería genética. Su abordaje permite la comprensión de los mecanismos moleculares de las enfermedades, la optimización en la selección de blancos relevantes y el posterior diseño de fármacos basados en estructuras. 

Sobre la metabolómica

Es un campo de estudio que tiene como objetivo detectar metabolitos de bajo peso molecular en biofluídos, células, tejidos u organismos enteros e identificar cambios sutiles en sus concentraciones a través de la aplicación de métodos quimiométricos. Estos cambios se dan como consecuencia de múltiples factores tales como la genética, la dieta, el estilo de vida, el ambiente, los estados de enfermedad o las intervenciones farmacológicas. Recientes aplicaciones incluyen el estudio del impacto de la nutrición sobre el metabolismo humano y su relación con la edad, el sexo, la composición corporal y genética (nutrigenómica) y la interacción de los organismos con el ambiente (Metabolómica ambiental). Otra aplicación importante es la detección de biomarcadores que sirvan para verificar la eficacia de un nuevo fármaco en una fase de desarrollo precoz (fase clínica I), evitando estudios de fase II que requieren inversiones económicas importantes.

Fuente: MINCYT