sábado, 2 de julio de 2016

Complejo Astronómico “El Leoncito”

A más de 2.552 metros sobre el nivel del mar, el Complejo Astronómico “El Leoncito” brinda servicios de observación astronómica a la comunidad. Su director, Ricardo Gil-Hutton describe las tareas que allí se realizan.


A unos 40 Km de la localidad sanjuanina de Barreal, en el Departamento de Calingasta, se encuentra el Parque Nacional El Leoncito. Dentro de este y aprovechando la calidad del cielo del lugar – más de 250 noches despejadas, sin viento ni contaminación – se ubica el Complejo Astronómico “El Leoncito” (CASLEO, CONICET-UNLP-UNC-UNSJ). Desde su inauguración en 1986, año tras año es visitado por astrónomos de todo el mundo que asisten a observar el cielo en sus potentes telescopios.

En esta entrevista, Gil-Hutton, investigador independiente del CONICET en el CASLEO, explica las características del Instituto y el arduo trabajo que allí realizan técnicos y astrónomos. 

¿Cuáles son las funciones del Complejo?

El objetivo principal del CASLEO es ser un instituto de servicio para la comunidad astronómica, ponemos a su disposición instrumental para que puedan hacer su trabajo. El segundo objetivo es facilitar la investigación que desarrollan los científicos que pertenecen al Instituto y la tercera actividad es la difusión y divulgación de la astronomía.

¿Por qué se eligió ese lugar para instalar el CASLEO?

Para la observación astronómica se necesita una cierta altura sobre el nivel del mar para disminuir en parte el vapor de agua, asegurar la diafanidad de la atmósfera y disponer de un número aceptable de noches despejadas. El problema es que ese tipo de condiciones son cíclicas y suelen no mantenerse a lo largo del tiempo. Técnicamente hoy un observatorio en el que puedas garantizar eso a lo largo de mucho tiempo, tiene que ser una isla en el medio de un océano porque, entre otras razones, el flujo de la atmósfera arriba del océano corre sin turbulencia al no tener ningún tipo de obstáculo. Acá en Argentina tenemos como perturbación fundamental la Cordillera de los Andes porque ese flujo atmosférico viene por arriba del Océano Pacífico, pasa por arriba de Chile, pega en la Cordillera y genera turbulencia en nuestro lado. Eso hace que las condiciones en Argentina no sean ideales respecto de otros sitios, pero de todas maneras San Juan está bien calificado. En CASLEO no solamente observa la comunidad astronómica argentina sino que viene gente de países europeos, latinoamericanos y de Norteamérica.

¿Qué equipamiento tiene el CASLEO?

El Complejo tiene en alta montaña –tiene otra sede en la ciudad de San Juan- equipos grandes que se ven y otros más pequeños distribuidos en una superficie de 405 hectáreas. Tenemos equipos astronómicos, como telescopios, y otros de ciencias de la tierra que son utilizados por geofísicos o geólogos que estudian el campo magnético y eléctrico terrestre o el movimiento de la corteza terrestre mediante el estudio de la posición de los satélites artificiales de la tierra. Hay un edificio blanco grande que tiene el mayor telescopio óptico de la Argentina denominado “Jorge Sahade” con un diámetro de 2.15m y que pesa 40 toneladas. Es el telescopio más grande que tenemos, pero también disponemos de otro instrumental más pequeño en el Cerro Burek a unos 5 km de distancia.

¿Cómo tiene que hacer un astrónomo para acceder a los telescopios del CASLEO?

Tienen que presentar un proyecto científico con suficiente antelación para que los comités de asignación lo estudien y decidan si le van a dar el tiempo o no. Hay que ver si efectivamente lo que el astrónomo quiere hacer está dentro de lo razonable y si es posible realizarlo con los equipos que tenemos. Seis meses antes ya tienen que tener decidido que es lo que va a hacer y el comité decide si se le va a dar un turno de observación o no. En general los turnos como máximo son de una semana y en caso de que al astrónomo le surja un imprevisto y no pueda asistir, el trabajo lo puede hacer un técnico especializado.

¿Los telescopios pueden operarse de manera remota?

Sí, la tarea de observación es una tarea técnica, bastante tediosa, que consiste en recabar información con la que harán las investigaciones, pero no a todos los astrónomos les gusta hacer ese trabajo porque hay que pasar la noche despierto, a veces en invierno y a 2.500 m de altura. En la montaña te tenés que desconectar de tu casa y actividades diarias. La observación remota lo que ha permitido es no dejar de hacer ese tipo de actividades. Como se observa estando entre 8 y 10 horas delante de una pantalla, entonces no hay gran diferencia entre estar allí y hacerlo remotamente en tu casa o lugar de trabajo. Es más cómodo y técnicamente es lo mismo porque en alta montaña uno no está con el telescopio, está en una sala de control frente a computadoras.

¿De qué manera realizan tareas de divulgación?

Por año, llegan a CASLEO entre 5 y 6 mil personas para visitar el Complejo. Hay dos tipos de visita, la diurna que se hace durante el día y la nocturna que se puede hacer de diferentes formas, incluso pernoctando en las instalaciones con las que cuenta el observatorio. Este tipo de visita está más orientaba a la gente más interesada o que le gusta la astronomía o que quiere ver cómo vive un astrónomo. Además, nos visitan instituciones públicas como colegios, asociaciones de jubilados, grupos turísticos que vienen del exterior y estudiantes de astronomía de las universidades argentinas que tienen la carrera de astronomía y que vienen a hacer prácticas para que se entusiasmen con la astronomía observacional.

¿Cuál considera que es la importancia de realizar este tipo de actividades?

A veces es difícil explicar para qué sirve la astronomía e invertir dinero en ella. Es bueno llevar gente de visita y explicarles qué es lo que uno está haciendo, cuál es el objetivo, cuánto cuesta hacerlo. Es una actividad fundamental explicarle a la gente por qué uno está gastando los dineros públicos para hacer tal o cuál cosa.

¿Cuáles son las líneas de investigación de los astrónomos del CASLEO?

Están todos dentro del grupo de ciencias planetarias que se formó en el Instituto, y se dedican a la investigación de cómo se forman y evolucionan los sistemas planetarios. Tenemos dos líneas distintas, una teórica que estudia cómo se forma y evoluciona un sistema planetario mediante simulaciones numéricas en una computadora, y otra observacional que estudia objetos de nuestro Sistema Solar para comprender cómo las colisiones en el sistema afectan la evolución los planetas. Aún se estudia cómo se forman los planetas pero se conoce que su evolución se da por un proceso de colisiones que dejan huellas de diferentes tipos en sus superficies y pueden modificar sus órbitas, es decir cómo se mueven alrededor de la estrella central. Ese proceso colisional no termina nunca, hay una cantidad enorme de objetos pequeños que siguen chocando con los planetas y entre sí y, en el caso de nuestro Sistema Solar, representan un pequeño peligro para la Tierra. Hace 60 millones de años un asteroide chocó contra la tierra y se extinguieron los dinosaurios. ¿Cuándo puede llegar a suceder algo similar? No se sabe porque no conocemos completamente cuál es la población de objetos pequeñitos que andan dando vueltas alrededor de la tierra.

Fuente: CONICET